domingo, 19 de abril de 2009

El ocio supone un nuevo consumo

Creo que en estos momentos todos somos conscientes de que vivimos en época de crisis, aunque unos lo noten más que otros. Pero está claro que no es una invención del partido de la oposición o de los medios de comunicación. Y me hacen gracia las medidas que se toman para erradicarla: por ahora ninguna efectiva. Y a los datos me remito. El paro no para de crecer. En Cataluña se ha registrado un incremento de 18.865 personas el pasado mes de marzo, un 3,93% más que en febrero. Actualmente, 498.352 personas se encuentran desempleadas en Cataluña. Muchas familias subsisten y deben hacer frente a gastos e hipotecas con un único sueldo (y eso las que tienen suerte).

En España la situación no es más optimista.





También ver: “El paro sigue subiendo con fuerza pese al plan de empleo” (Fuente: EL
PAÍS)

Veremos si el cambio de Gobierno trae cosas buenas y dejamos atrás a un Pedro Solbes que lo cierto es que no ha contribuido mucho en aportar soluciones a la ya tan famosa crisis, por mucho que nuestro presidente haya defendido la gestión de su ministro de Economía y Hacienda. Si tan bien hacía su labor, ¿por qué le ha sustituido? Ahora es el turno de Elena Salgado. Veremos cómo se porta.

La solución hasta el momento ha sido el cierre de empresas y recortes de personal. Pero ¿esto realmente ayuda a salir de la crisis? En momentos como este está claro que el consumo disminuye, y tiene su lógica. Si se producen despidos la gente no puede derrochar el dinero, por lo que consume menos (sobre todo en ocio). Los que no son despedidos trabajan más, más horas extras y menos tiempo para consumir. Por otro lado, los que menos han notado la crisis también dejan de consumir por miedo a que en el futuro les llegue a ellos.
La crisis es un proceso cíclico, la gente no consume, por lo tanto la productividad disminuye, lo que desemboca en la precariedad del trabajo. ¿Posible solución? Pues aunque os sorprenda, reducir las horas de trabajo (para tener más tiempo de ocio) y aumentar el salario (para consumir más). A lo largo del tiempo este esquema ha tenido su efectividad, ya lo decía Keynes. Se trabaja menos y se consume más, como consecuencia se crean nuevas industrias.

Esto se ha demostrado a lo largo de las épocas - Evolución hacia el ocio:
Primera rebaja de la jornada laboral entre mediados y finales del siglo XIX fruto de las luchas obreras por la jornada de 10 horas y luego de 8 horas. Si entre 1800-1830 se trabajaban 5110 horas anuales, entre 1980-2004 se laboraba un total de 1175 horas anuales. Gran diferencia, ¿no? Son 3935 horas menos respecto al primer período. Esta situación, repito, supone un incremento del tiempo del ocio, lo que equivale también a un aumento del consumo y a su vez, reduce el riesgo de crisis.

Las horas de tiempo de trabajo han ido disminuyendo, de la misma manera, el tiempo de ocio pagado ha ido aumentando. Esto contribuye a la creación de nuevos espacios de ocio e incluso una especialización en el consumo, por ejemplo, sectores dedicados exclusivamente a satisfacer necesidades de un determinado grupo de edad: tercera edad, consumo juvenil, etc.

Ahora mismo no estamos para excedernos en nuestro consumo. Las hipotecas están por las nubes y no podemos permitirnos gastar en lujos. Todo lo contrario, vamos en busca de las mejores ofertas. Ofertas en comida, ropa, tecnología, viajes… Estoy segura que no todo está inventado y poco a poco idearán novedades con el fin de ahorro.

¡Taxi!
El sector de los servicios es uno de los más afectados y como hija de taxista he de decir que lo noto. Más horas trabajando en la calle para llegar al mismo salario. Y creo que este es un gran ejemplo para explicar lo anterior. Si los taxistas trabajan más horas les queda menos tiempo para consumir, por lo que no contribuyen al aumento de la productividad, lo que ayudaría a paliar un poco la crisis.


Estoy harta de tanta crisis…


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